Tensiones Geopolíticas y Movimientos Políticos Recientes en el Caribe: El Caso de República Dominicana y Honduras

Tensiones Geopolíticas y Movimientos Políticos Recientes en el Caribe: El Caso de República Dominicana y Honduras

El Caribe se encuentra nuevamente en el foco de tensiones geopolíticas, con la presencia de navíos militares y misiles en aguas internacionales. Los recientes acontecimientos en República Dominicana y Honduras son analizados como fichas en el tablero de una estrategia de influencia externa.

Tras el golpe de Estado en Honduras en 2009, se popularizó la reflexión sobre la vulnerabilidad y la sumisión de muchos gobiernos caribeños a intereses extranjeros, evocando el término histórico de «República bananera». Este contexto se enmarca en la tesis del Caribe como «frontera imperial», propuesta por Juan Bosch, donde potencias buscan explotar riquezas y trabajo, se disputan el control regional y los pueblos luchan por su liberación.

República Dominicana: Eje de la Política Interna y Alineación Externa

En República Dominicana, el panorama político reciente ha estado marcado por la consolidación de élites empresariales y doctrinas de derecha. El presidente Luis Abinader, con un perfil de empresario sin experiencia política previa (similar a otros líderes como Trump, Bukele o Milei), ha impulsado políticas que, según analistas, están en sintonía con los intereses de la oligarquía local y los intereses transnacionales.

Una de las políticas internas más destacadas y criticadas ha sido el “control migratorio”, calificado como limpieza étnica por el autor. Esta política incluye:

  • El establecimiento de una meta de 10,000 deportaciones por semana (octubre de 2024).

  • La construcción de un muro fronterizo (el único en América Latina, con costos secretos).

  • La demolición de barrios de clase trabajadora.

  • La imposición de un «protocolo» en abril de 2025 que ha llevado a redadas migratorias en centros públicos de salud, incluyendo mujeres embarazadas y niños.

El informe “Salud sin estigmas” de Amnistía Internacional ha denunciado que la población haitiana es utilizada como «chivo expiatorio» para justificar el colapso de los servicios públicos, aprovechando el perfilamiento racial.

En el ámbito internacional, se subraya el absoluto alineamiento del gobierno dominicano con la agenda de Donald Trump, lo que resultó en el fracaso de la Cumbre de las Américas planeada para Santo Domingo.

La presencia del «Secretario de Guerra» de EE. UU., Pete Hegseth, en el palacio presidencial dominicano el pasado 26 de noviembre, en el marco de la operación “Lanza del Sur”, suscitó controversia. Hegseth, cuyo cargo fue rehabilitado por Trump, emitió una fuerte declaración contra el «narcoterrorismo» y ha sido acusado en el Congreso de su país de ordenar bombardeos a embarcaciones civiles en aguas supuestamente dominicanas con la anuencia del gobierno local.

El presidente Abinader compareció junto a Hegseth y anunció la cesión inconstitucional de espacios civiles y militares de soberanía nacional para fines de intervención armada. Este acto se compara con la decisión de su correligionario Hipólito Mejía, quien en 2003 involucró al país en la invasión a Irak.

Honduras: Elecciones, Indulto y la Influencia de Trump

Las operaciones de Trump y Hegseth en el Caribe se dirigen hacia la amenaza explícita de intervenir Venezuela y Colombia, bajo la bandera de la «guerra contra el narcoterrorismo», y también involucran a Honduras.

Dos días después de la visita de Hegseth a Santo Domingo, Donald Trump se implicó directamente en las elecciones hondureñas del 30 de noviembre. Lo hizo al indultar al expresidente Juan Orlando Hernández («JOH»), quien cumplía una condena de 45 años por narcotráfico en Estados Unidos, y al llamar a votar por el candidato «Tito» Asfura, del partido de Hernández.

A través de la red social Truth, Trump condicionó la ayuda estadounidense a la victoria de Asfura, al que catalogó como el «único amigo de la libertad», y acusó a los demás candidatos, especialmente a Rixi Moncada (del partido LIBRE), de ser aliados del «narcoterrorismo» y el «comunismo».

Trump publicó: “Voy a darle un perdón absoluto y completo al expresidente Juan Orlando Hernández, quien no ha sido tratado de forma limpia” y “Si él no gana, Estados Unidos no va a aportar dinero porque un mal líder puede solamente llevar el país a resultados catastróficos…”.

En medio de una alta popularidad de la actual presidenta Xiomara Castro (superior al $50\%$, según Gallup) y un perfil inicial fuerte de la candidata Moncada, esta aparece relegada a un tercer puesto, lo que ha generado denuncias de fraude. Moncada señala que al menos el $25\%$ de las actas de votación fueron contabilizadas sin la debida validación biométrica, una medida permitida por la autoridad electoral solo horas antes de los comicios. Con estas actas, Asfura figura en primer lugar.

El artículo concluye citando la vieja frase de Samuel Zamurray sobre el bajo costo de un congresista en Honduras, y metaforiza la situación actual con la canción «El Tiburón que Nunca Duerme» de Rubén Blades y Willie Colón, como un recordatorio del riesgo de sumisión ante las decisiones tomadas en el extranjero por oligarcas y embajadores. La incógnita final es la respuesta de los pueblos ante esta arremetida.

Fuente: Diario Red