La Tormenta Perfecta: el dilema del empleo en Panamá ante la caída del consumo
La economía panameña navega en aguas turbulentas. Una dramática contracción del consumo, exacerbada por la pérdida masiva de empleo formal, ha creado un escenario de pesadilla para el sector empresarial. Las empresas advierten que, con una caída drástica en las ventas y el aumento de costos, la sostenibilidad de las operaciones y la mantención de los empleos se ha vuelto una misión casi imposible.
El resultado: el país se adentra en un desempleo de dos dígitos, un nivel no visto en las últimas dos décadas, excluyendo los años de pandemia.
El Desplome Silencioso del Consumo
Las cifras oficiales confirman que, a pesar de que el Producto Interno Bruto (PIB) mostró un crecimiento de 4.4% en el primer semestre de 2025 (según el INEC), este progreso macroeconómico no se traduce en liquidez para el comercio. La verdadera alarma la enciende el Impuesto de Transferencia de Bienes Muebles y Servicios (ITBMS): las recaudaciones fueron un 11% inferiores a las del mismo periodo de 2024. Esto significa que, en los primeros seis meses de 2025, el consumo fue $128 millones menos mensual que el año anterior.
La contracción, que comenzó a sentirse en la segunda mitad de 2024 con una caída del 6% en el ITBMS, fue una consecuencia directa de la incertidumbre generada por el cierre minero y la pérdida del Grado de Inversión por Fitch Ratings en marzo de 2024.
El Costo de la Incertidumbre: Empleo Cae en el Corazón Económico
La causa fundamental de la contracción del consumo es la destrucción de empleo formal en las provincias de mayor dinamismo: Panamá y Panamá Oeste. Entre agosto de 2023 y octubre de 2024, estas dos provincias perdieron en conjunto 125,010 empleos, eliminando un impactante 71% de los puestos de trabajo generados por la Ampliación del Canal entre 2009 y 2014. De estos, 72,766 fueron empleos formales no agrícolas.
La pérdida de estos empleos formales en el área metropolitana se tradujo en una reducción de $60.2 millones mensuales en la masa salarial, un golpe directo al poder adquisitivo y el principal componente de la caída del consumo nacional.
El impacto fue brutal: “En la Provincia de Panamá, el cese minero y consecuente pérdida del Grado de Inversión… destruyeron más empleos en 14 meses (104,723) que la pandemia en 26 (98,186)”, señalan los reportes. Esta destrucción alcanzó a 34,615 profesionales universitarios y al 27% de los trabajadores del sector financiero y de seguros.
El Sacrificio del Gasto Discrecional
La falta de empleo formal y la incertidumbre han forzado a las familias a tomar decisiones dolorosas. El gasto discrecional, lo que se dedica a rubros no esenciales, se ha desplomado. La caída del 12% en el consumo de cerveza y del 10% en bebidas gaseosas son síntomas claros.
El impacto se siente en todo el engranaje productivo: en el primer semestre de 2025, los restaurantes reportaron una caída de 30% a 40% en ventas, y los centros comerciales cayeron 20%. La crisis tocó incluso a la educación, con la pérdida de 6,349 empleos formales en escuelas privadas, ya que muchas familias retiraron a sus hijos para inscribirlos en escuelas públicas.
Esta reducción del gasto se ve agravada por el aumento de las tasas de interés, que ha encarecido los préstamos al comercio (15%), construcción (16%) y la industria (27%) entre abril de 2022 y octubre de 2024, actuando como una «combinación letal» con la contracción de la demanda.
El Caso Chiquita: La “Masacre Laboral” y la Destrucción de Exportaciones
El clima de inestabilidad se vio trágicamente reforzado por el caso de la Bananera Chiquita Brands Panamá en Bocas del Toro. La empresa procedió al despido de sus últimos 1,189 trabajadores el pasado viernes 18 de julio, culminando la llamada “masacre laboral”.
Juan Arias, presidente de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura (CCIAP), advirtió que el impacto de Chiquita asciende a la pérdida de unos 15,000 puestos de trabajo que se sumarán a los ya existentes. El país ya perdió 70 mil empleos en los últimos dos años (2023-2025), de los cuales 54 mil se atribuyen al cierre minero. Esta crisis laboral se refleja también en el comercio exterior, con la pérdida del 80% de las exportaciones en el mismo periodo.
El reto que enfrenta Panamá, como subraya el sector empresarial, es frenar la incertidumbre y «transmitir confianza de que invertir en Panamá es buen negocio«, antes de que la espiral de consumo y pérdida de empleo se vuelva irreversible.